Médico de Córdova
"Mira al herrero, al carpintero, al obrero, a todos los que batallan con la materia para darle forma, mira sus manos y comprenderás. Tendrás que permitir que los callos endurezcan tu alma, el nervio tu corazón y el acero tus venas, o de lo contrario irás a la deriva como una paja a merced del viento. A partir de mañana volverás a la casa hospitalaria. Aprenderás a apretar el pus, a limpiar la sanie, a aspirar la porquería, porque todo ello procede del hombre, y así está hecho. ¡Sí, muchacho! Quienes te han enseñado que el espíritu está en nosotros en estado puro se han burlado del tuyo. O tú dominas el mal o él te domina, he aquí el secreto de la vida. La chusma que va a parar al hospicio, o no ha tenido suerte, o no ha sabido desenvolvérselas, a menudo ambas cosas, y ello no merece un berrinche. De todos modos, no es temblando como la ayudarás. Si no eres capaz de empaparte las manos hasta los codos, regresa a tus ensoñaciones y no te mezcles en trabajos de hombre. Nada te pro...